estancia agradable con detalles a mejorar

La ubicación es excelente, a un paso de los lugares más emblemáticos. El personal es excepcionalmente amable y siempre dispuesto a ayudar. Disfruté de la vista panorámica desde la habitación, que realmente añade un toque especial a la experiencia.

Las habitaciones necesitan una mejora en cuestiones de mobiliario y comodidad.

Hablemos de lo que realmente importa

La ubicación es inmejorable, a solo 5 minutos de los principales atractivos. Aunque las habitaciones son algo pequeñas y la decoración puede parecer antigua, el personal siempre es amable y el desayuno es básico pero satisfactorio. Ideal para un par de días de descanso en la ciudad.

acogedor y cerca de los principales atractivos

La ubicación es absolutamente ideal, pues en menos de 5 minutos ya estás en el Palacio de los Bracamonte y rodeado de restaurantes como el Alcaravea. además, el ambiente es cómodo y los espacios son amplios, lo que permite disfrutar de una estadía placentera sin ruidos molestos de la ciudad.

El personal fue amable y atento.

En primer lugar, no había aire acondicionado y en agosto eso es inaceptable, especialmente con el calor que hacía, casi 40 grados. Además, intentamos encender la televisión y, cuando logramos hacerlo, no había forma de apagarla sin desconectarla. También, la puerta de la habitación era muy antigua y se abría sola si no echabas la llave, lo que me dejó completamente intranquilo durante mi estancia.

La habitación era bastante pequeña y la cama ocupaba casi todo el espacio, haciendo que abrir el armario fuera complicado. Además, el televisor era de un tamaño ridículo. Sin embargo, lo que más valoré fue la ubicación, ya que se encuentra muy cerca de sitios como la Catedral de Ávila y las Murallas. A pesar de algunos inconvenientes, como el ruido nocturno, la comodidad del colchón fue un punto positivo en mi estancia.

Encantador hotel, ideal si buscas un lugar con un personal excepcional que atiende cada solicitud con esmero y un desayuno delicioso, todo a un precio increíble.

Todo bien, pero colchones incómodos.

La estancia en Arco San Vicente fue muy agradable. La habitación estaba bien equipada y la calefacción funcionaba a la perfección, lo que fue esencial en las noches frías. Además, la limpieza en el hotel fue destacable. El desayuno ofrecía opciones satisfactorias y pude disfrutar de un café delicioso. La ubicación es inmejorable, ya que permite explorar fácilmente los principales puntos de interés de la ciudad antigua.

La cama era un poco pequeña y hacía algo de ruido.

La ubicación es inmejorable, al lado de la muralla y con fácil acceso a todas las zonas de interés. Las habitaciones son acogedoras, con la agradable sorpresa de unas terrazas. Sin embargo, la ducha ofreció agua fría el último día y la cama, aunque cómoda, hacía un poco de ruido. El personal fue extremadamente amable y atento, ayudando con recomendaciones locales y transporte.

La habitación estaba bastante bien, pero la cama era un poco pequeña y hacía ruido. El espacio era un poco limitado, lo que hacía que moverse dentro fuera un poco complicado. A pesar de eso, la calefacción funcionaba perfectamente y la limpieza era evidente. La ducha dio agua fría el último día, lo que fue algo molesto, pero en general era acogedora y cumplía con lo básico.

La ubicación es perfecta, a un paso de la muralla. La habitación tiene un baño bien equipado, pero los colchones son incómodos.

La estancia fue agradable, con un desayuno variado y un personal muy amable. La habitación, aunque pequeña, estaba limpia y bien cuidada. la ubicación permite explorar fácilmente la ciudad antigua y disfrutar de sus encantos.

El baño necesita una renovación, ya que presenta algunos desperfectos que deberían ser atendidos.

La ubicación es bastante conveniente, justo a las puertas de la muralla, lo que permite visitar varios puntos emblemáticos de la zona a pie. El desayuno ofrecía opciones satisfactorias, y aunque el café tenía un buen sabor, la variedad de pan podría mejorarse.

Las instalaciones son notoriamente anticuadas, con habitaciones pequeñas y una decoración que no ha visto renovación en años. La bañera con cortinas del pasado y la moqueta deteriorada le quitan puntos. Además, no hay suficientes enchufes cerca de la mesita de noche, lo que hace complicado cargar dispositivos. El televisor de 17 pulgadas es un chiste y me sentí algo agobiado en la habitación abuhardillada. En general, por el precio que pagué, esperaba algo más satisfactorio.

La mezcla de tradición y comodidad en Arco San Vicente es como un buen vino, mejora con el tiempo. Las habitaciones, decoradas con gusto, ofrecen vistas que rivalizan con las mejores postales de Ávila. Más aún, el café del hotel es tan acogedor como un abrazo de abuela, con su chimenea y sofás de cuero que invitan a relajarse tras un día de exploración.

Sin aire acondicionado